jueves, 31 de enero de 2013

Grito Monumental


La historia de River mostró ejemplos de grandes dirigentes que supieron tener sueños que luego se cumplieron. También existieron y existen dirigentes que se atrevieron a bastardear nuestra estirpe canjenado jugadores para poder pintar las tribunas de un estadio que para muchos es más importante que su propia casa. Todo eso es River. Pero el grito de muchos socios e hinchas se hace fuerte y al mismo tiempo se pierde en la inmensidad de un Río de la Plata, testigo de tantos gritos de domingo.
“Salvemos al Moumental”, ya es un bramido de guerra  que esbozan miles de argentinos. La verdad se impone. Y el tiempo corre.
El Monumental se cae a pedazos. Aunque suene exagerado, “el colón del fútbol”, está viejo, antiguo, y en cada lluvia su historia se descascara y sus rincones se inundan.  Pero ese estadio alguna vez fue una obra maestra de la arquitectura y el diseño. Todavía sigue siendo la construcción más grande la Capital Federal.  Alguna vez fue vanguardia y envidia del fútbol sudamericano. Pero los tiempos cambiaron y como parte de un proceso que se empeña en darle la espalda a nuestra historia, El Monumental quedó abandonado a la suerte de varias dirigencias que no supieron o no quisieron poner la casa en orden. Apenas improvisaron reformas secundarias que tuvieron un fuerte aroma a “pintada de cara” para enfrentar campañas políticas. Tampoco se puede soñar con proyectos magnánimos que conviertan el estadio en una nave espacial. Ni una cosa ni la otra.  
La realidad marca que nadie pensó ni llevó adelante una verdadera reforma estructural del Antonio Vespucio Liberti. La última fue realizada para el Mundial de 1978. Desde aquel evento hasta el presente pasaron seis presidentes y ninguno encaró una remodelación amplia de nuestro querido estadio. Repasemos la lista para no queden dudas: Hugo Santilli (1983−1989), Osvaldo Di Carlo (1989), Alfredo Davicce (1989−1997), David Pintado (1997−2001), José María Aguilar (2001−2009) y Daniel Passarella (2009 − Presente).
Ninguno de los mencionados logró obras trascendentales para mejorar el estadio: sus accesos y comodidad. Algunos apenas se atrevieron a pequeños cambios muy direccionados como pintura en las tribunas, construcción de nuevos palcos o cambios de butacas que estaban desde los años 50.
El estadio Monumental tiene en su nombre a un hombre que amó a River. Ese hombre era Antonio Vespucio Liberti.  Un dirigente que quedó en la historia porque pudo cumplir su sueño: construir un estadio para su querido club. Nació en 1902 en la Ciudad de Buenos Aires. Hijo de genoveses. Viajaba a Europa para buscar talentos y antes de ser presidente llevaba materiales para los jugadores. Liberti fue quién promulgó las contrataciones de Carlos Peucelle y Bernabé Ferreyra. También  compró los jugadores necesarios para conformar La Máquina y seguir engrosando la historia. Hizo un trabajo destacado en las juveniles riverplatenses. Pero todo el mundo lo recordará por El Monumental.
Su primera presidencia fue entre 1932 y 1935. Luego volvió en 1939. Su tercer mandato se dio entre 1943 y 1952 y regresó entre 1960 y 1967. Murió un 28 de noviembre de 1978. Ocho años después, River bautizó el Monumental como el "Estadio Monumental Antonio Vespucio Liberti".
Si hoy estuviera vivo el también gritaría: “Salvemos al Monumental”.
Sumate. Bienvenido al #15, una edición para tomar conciencia.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Facundo Pastor, hay una investigación que se puede caratular como URGENTE! y es en un jardín maternal de Almagro donde tienen a los nenes en condiciones deplorables, y engañando a los papás. Se llama "Mimitos" y la dirección es ACUÑA DE FIGUEROA 549.